11 Jul TENDENCIAS EN BIODEGRADABILIDAD: EL ALMIDÓN DE MAÍZ Y LA CAÑA DE AZÚCAR
En los tiempos que corren, el problema de la contaminación es un tema demasiado importante como para dejarlo apartado a un lado sin empezar a intervenir e intentar cambiar la realidad existente.
Ante este gravísimo problema se han ido buscando soluciones para sustituir aquellos materiales que tan perjudiciales son para el medio ambiente y cuyo periodo de degradación es tan largo, como el plástico de polietileno que pueden durar más de 150 años en degradarse e incluso 1000 si permanecen enterradas.
Las alternativas más efectivas son, por un lado, el azúcar de caña y, por otro lado, la fécula de maíz. Algunos científicos se pusieron a estudiar la viabilidad del almidón de maíz para obtener un material que fuera también resistente para convertirlo en útiles de uso cotidiano como vasos, platos, envases de un solo uso en general, etc.
La gran ventaja de los productos realizados a partir del almidón de maíz es que tienen la capacidad de degradarse en un periodo menor al de un año en el medio ambiente, por lo que su capacidad de biodegradabilidad es bastante alta. Otra excelencia de este material es que su producción no alberga grandes costes.
Por otro lado, encontramos también la caña de azúcar. Esta materia proviene de los residuos naturales de la cosecha de la caña de azucarar y es biodegradable y compostable. A partir de este material se han fabricado numerosos artículos de catering como platos, cubiertos, vasos, cajas para hamburguesas…
Con todo, cabe decir que los envases a partir de polipropileno y polietileno tienen una degradación nula. Sin embargo, los envases de almidón de maíz-papa o caña de azúcar además de degradarse en un período de entre 120 y 180 días, soportan altas temperaturas y también temperaturas muy bajas. Asimismo, resisten el agua. Por tanto, esta capacidad de biodegradabilidad los hace muchísimo más beneficiosos para el medio ambiente y para nuestro entorno natural convirtiéndose en una alternativa muy factible al uso del plástico tradicional que poco a poco se debe ir aminorando su producción y sobretodo su uso. Sin olvidar, claro está, que todos los envases que utilizamos deben ser reciclados y que así todos contribuiremos a un mundo más limpio, más sano y más duradero.
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